
Plaquetas:
Las plaquetas son pequeñas células que circulan en la sangre, participan en la formación de coágulos y en la reparación de vasos sanguíneos dañados. Cuando un vaso sanguíneo se lesiona, las plaquetas se adhieren al área dañada y se distribuyen a lo largo de la superficie para detener la hemorragia. También, liberan un gran número de factores de crecimiento que han demostrado desempeñar un papel significativo en la regeneración y reparación del tejido conectivo.
Plasma:
El plasma es la fracción líquida y acelular de la sangre. Se obtiene al dejar a la sangre desprovista de células como los glóbulos rojos y los glóbulos blancos. El suero es el remanente del plasma sanguíneo una vez consumidos los factores hemostáticos por la coagulación de la sangre. El plasma es salado, arenoso y de color amarillento traslúcido, transporta los elementos formes, mantiene diferentes sustancias en solución.
PRP:
Es una preparación que concentra un número de plaquetas mayor que los valores normales en sangre. El conteo normal de plaquetas en sangre va de 150,000 a 350,000 plaquetas/L, mientras que el plasma rico en plaquetas a menudo se define como una concentración de 5 a 10 veces más que la concentración normal.
Este tipo de concentrado representa una fuente natural de factores de crecimiento de origen autólogo, siendo esta una de sus principales virtudes. La lógica detrás del uso del plasma rico en plaquetas es que las plaquetas son las primeras en actuar en el sitio de la lesión en el tejido, y así, tienen la posibilidad de liberar, junto con otras moléculas activas, factores de crecimiento que desempeñan un papel fundamental en el proceso de cicatrización.